3er piso de avenida Alvear. Estoy segura que el Rey Giorgio pondría su grito con clase en el cielo si vé lo que yo en su emporio de Baires.
Vacío un miércoles al aperitivo. 40 minutos de espera por una simple copa de vino Ruca Malen. Me sirven el fondito. menos de la medida esperada. me dice la camarera que antes de partir me sirve un poco más. no lo hizo, no se lo pedí para probar su memoria.
Frío. Incómodo. Barra pequeña. Ya preparado el sevicio de desayuono para el día posterior..
Des-ilusión. No hay alma, ni dedicación.
Que alguien le avise a Giorgio que descuidan su Mansión. que construyó con sudor. en Italia, del post-dolor.
Lo bueno, variedad de revistas del sector. me llevé 2 para mi colección.